Cocemos las puntas de espárragos en un cazo con 2 cucharadas de aceite y un pizca de sal y azúcar.

La cocción debe ser lenta y los espárragos deben quedar al dente.

Una vez cocidos, los sumergimos en una fuente con agua y hielo para que fijen su color y nos queden duritos.

Para preparar la salsa verde, doramos en una cazuela con un poco de aceite (4 ó 5 cucharadas), el ajo en láminas y la cebolla o cebolleta picada.

Sazonamos y una vez pochado, añadimos una cucharada de harina y rehogamos.

A continuación, agregamos el caldo poco a poco y abundante perejil picado, mezclándolo todo bien hasta que la salsa engorde.